Quienes nacieron entre el 23 de diciembre y el 21 de enero pertenecen al signo de Capricornio. Un signo zodiacal cuyo elemento principal es la tierra. Simbolizan terrenos elevados, de gran altura como las cordilleras. Los estorbos, las trabas y dificultades son otras características que les compete. Todos estos aspectos hacen que colores como el marrón, el negro y el gris le queden a la perfección.
Algunos suelen decir, que los capricornianos son personas que tienden a ser algo pesimistas, infelices y destinadas a vivir envidiando las hazañas ajenas; sin embargo, nada más alejado de la realidad que esto. Los capricornianos pueden llegar a ser muy generosos, decididos y audaces. La palabra rencor, si les sienta a la perfección. Es recomendable evitar ganarse un Capricornio como enemigo porque su resentimiento es fuerte y duradero. Su carácter frio les impide perdonar fácilmente.
La familia y el orden son los principales objetivos en la vida de un Capricornio. Quienes nacieron bajo este signo persiguen el autocontrol y la disciplina. Se los conoce dentro del ámbito económico como grandes líderes. A la hora de negociar adoptan un carácter maduro y se cargan de responsabilidad. Un capricornio siempre buscará tener la última palabra, son tercos pero decididos a la hora de cumplir su objetivo.
Los Capricornio son personas incapaces de estar quietas. Odian no tener nada para hacer por lo que están en actividad y bajo un dinamismo constante. Jamás se rinden hasta obtener su meta, pudiendo caer incluso en la obsesión. Son decididos a tal punto que en ocasiones no escuchan ningún tipo de consejo.
En su círculo amistoso actúan con sentido del humor por lo que se vuelven compañeros excelentes. Tienden a alejarse de personas falsas y buscan a quienes piensan de una manera similar. Cuando se pone en juego alguien a quien le tiene afecto son capaces de dar todo de sí. Esto hace que reflejen sus emociones mediante hechos y no con palabras, una forma eficaz de sincerar sus sentimientos.
Es usual que un Capricornio tenga momentos en los que se vuelve realmente insoportable. Se trata de etapas en las que nada les cae bien y transmiten un porcentaje de energía negativa de gran magnitud. Las causas puede ser su autoestima muy alto o en el otro extremo, su infelicidad y ausencia de ego. Al recibir demasiado, o no recibir nada, ven como única opción lamentarse y descargar tensiones en otro. Si las quejas son constantes, pero no hay agresividad de por medio, una buena idea para manejar la situación es imaginar que uno es una pared y el otro una pelota, entonces la bola rebota en nosotros y deja de afectarnos. De esta manera logramos establecernos como un objeto neutro, y el capricorniano encontrará otro punto para distenderse.