El movimiento de los planetas para la astrología, tiene que ver con el comportamiento, personalidad y desenvolvimiento de los individuos. A través de los elementos de la naturaleza: aire, tierra, agua y fuego, podemos definir un carácter. Por lo general, las personas que pertenecen al mismo elemento comparten características. Sin embargo, también influyen otros elementos como el signo zodiacal y el ascendente. Específicamente en este artículo, te contamos sobre la personalidad de los signos del zodíaco de fuego.
Aries, Leo y Sagitario, son los 3 signos regidos por este elemento. Todos, poseen rasgos similares. Primeramente, su energía incansable y positivismo para alcanzar objetivos. También, sus dotes de líder. Sobre todo, en el campo profesional y laboral. Son entregados y fieles, apasionados para cualquier emprendimiento. Estar al lado de un signo de fuego, es llevar un ritmo de vida agitado y tratar de seguirles el paso a cada minuto.
Signos del zodíaco de fuego
El signo Aries
Aries, ciertamente quiere ser el primero en todo, no hay cabida para segundos lugares. El propósito de una cabra es comenzar algo, ser pionero, crear una nueva vida. Está lleno de pasión y energías abrasadoras, e impulsará esta energía hacia el desarrollo de sus metas. El entusiasmo, la capacidad de liderazgo y el coraje lo describen a la perfección. Aries avanza, apuntando a su objetivo de manera impulsiva y con la intención de conquistar.
Al ser un signo cardinal, inicia de manera natural la acción y se preocupa por desarrollar una identidad. Al ser un signo de fuego, expresará su energía de forma dinámica y con un espíritu increíble. El fuego, también opera en el momento presente, no pudiendo ver hacia adelante, y simplemente se niega a mirar hacia atrás. Estas cualidades hacen de Aries el signo más preocupado por crear e iniciar una identidad individual, y luego expresarla sin límites. Marte se suma a la imagen también cuando consideramos su espíritu guerrero. Solo necesita practicar una cosa: la paciencia.
El signo Leo
Leo, como signo fijo, mantiene lo ya establecido. Los signos fijos, también se preocupan por la autoestima. Como signo de fuego, Leo es el signo que se preocupa por mantener un sentido de individualidad y por poder expresar más libremente su energía. Ser gobernado por el Sol, agrega la calidad de intensa vitalidad a Leo. Ciertamente, Leo quiere ser el centro de atención. Su presencia calienta nuestros corazones y nos hace conscientes de nuestra propia energía solar. También, es el más generoso de todos los signos.
Los signos de fuego son honestos y directos, por regla general. Todo lo relacionado con ellos, está ahí para que el mundo lo vea. Leo puede ser tan modesto como un niño. Todo lo que él quiere es ser visto y reconocido, por quién es. También, necesita ser apreciado y amado. Más que cualquier otro signo, Leo debe aprender que la verdadera autoestima viene de dentro. Pueden ser los reyes del drama, haciendo rabietas si no reciben toda la atención. También necesita aprender que, a diferencia del Sol, el mundo simplemente no gira alrededor de él.
El signo Sagitario
Sagitario, un signo mutable, es el más adaptable de los signos de fuego. Los signos mutables, son responsables de terminar lo que comienza un signo cardinal y lo que mantiene un signo fijo. Al ser gobernado por el planeta Júpiter, está constantemente en busca de nuevas y experiencias que lo lleven a este cumplimiento y conocimiento de quién es él. Tiene una profunda necesidad de explorar la verdad universal y, con frecuencia, lo hará estudiando filosofía o religión. También, tiene un gran amor por los viajes debido a su naturaleza naturalmente exploradora y cambiante.
Sagitario es bastante impaciente con los detalles, y mucho más preocupado por el panorama general. Su energía optimista es contagiosa, transmite calidez al enseñar a otros a tener esperanza y creer. Requiere libertad para ser feliz. Por eso, tiene buen sentido del humor y es amante de la diversión. De corazón abierto y entusiasta, tiene mucho que ofrecer al mundo y tiene un carisma más grande que la vida.
